viernes, 29 de septiembre de 2017

MÓDULO 4: CARACTERIZACIÓN DE LOS SUPRASEGMENTOS.


RASGOS SUPRASEGMENTALES

CARACTERIZACIÓN DE LOS SUPRASEGMENTOS


La prosodia.
Tras caracterizar, tanto articulatoria como acústicamente, los segmentos del lenguaje, corresponde ahora caracterizar los fenómenos fonético-fonológicos que no pueden segmentarse como los fonemas, porque actúan simultáneamente sobre más de un segmento (al menos sobre la sílaba). Estos fenómenos reciben el nombre de suprasegmentos y son tres: el acento, el tono (o la sucesión de ellos, es decir, la entonación) y la duración (o cantidad). El conjunto de estos tres elementos suprasegmentales se denomina prosodia.

1. Introducción: fonemas y prosodemas.
La fonología realiza una división entre los fonemas (o fonemas segmentales) y los prosodemas (o suprasegmentos), como el acento, la cantidad y la entonación.
Entre segmentos y suprasegmentos hay una diferencia de clase que resulta a priori evidente: los fonemas son segmentables, uno a uno,1 mientras que los prosodemas afectan o pueden afectar conjuntamente a varios. Sin embargo, en la realización de los suprasegmentos intervienen índices acústicos y articulatorios que también están presenten en la realización de los segmentos:
1.    La vibración de las cuerdas vocales es la fuente de sonoridad de los segmentos sonoros, y también del movimiento del tono fundamental que puede utilizarse en la distinción de las palabras (tono) o de oraciones (entonación).
2.    Todo segmento tiene una dimensión temporal, es decir, una duración. Ésta, además, puede desempeñar, en determinadas lenguas, una función distintiva.
3.    Todo segmento, al realizarse, ha de tener alguna intensidad. Ésta, además, puede desempeñar en algunas lenguas una función distintiva (acento).

Así pues, "los mismos índices articulatorio y acústicos están presentes en los segmentos y en los suprasegmentos: en los primeros, los mencionados índices conforman determinados rasgos que son inherentes a cada fonema, y sólo a él; en los suprasegmentos, el rasgo prosódico afecta, normalmente, a más de una fonema (sílaba, palabra, oración)" (QUILIS: 1993, 386).

Lo anterior muestra las semejanzas entre segmentos y suprasegmentos. Pero entre esos dos elementos hay también una diferencia de grado, que hace que haya que considerarlas como unidades distintas. La diferencia entre dos fonemas no es gradual. Por ejemplo, /p/ se diferencia de /t/ en que una es labial y otra dental. Y o es una o es otra. De igual manera, /p/ se diferencia de /b/ por el rasgo de sonoridad. Y un sonido es sonoro o no lo es.2 Por su parte, el acento, por ejemplo, es gradual: una vocal átona tiene más "fuerza" que una átona, pero no posee ninguna cualidad distinta.

Por último, existe una tercera razón para distinguir los segmentos y los suprasegmentos como pertenecientes a dos clases separadas: la función lingüística.
1.    La función de los fonemas es distintiva: son unidades que en un contexto dado se excluyen mutuamente (/'pipa/ - /'pepa/ - /'papa/ - /'popa/ - /'pupa/).
2.    La función de los suprasegmentos es contrastiva, ya que no pueden alternar en el mismo contexto. En la oposición "amo-amó" lo distintivo es el esquema acentual /'_ _ / frente a /_ '_/, pero no el acento en sí. El suprasegmento necesita la presencia contrastante de su opuesto en la misma secuencia.

2. El acento.
El acento es un rasgo suprasegmental que recae sobre una sílaba de la cadena hablada y la destaca o realza frente a otras no acentuadas (o átonas).

2.1. Caracterización fonética del acento.
Esta prominencia silábica se ha solido interpretar tradicionalmente como reflejo de intensidad; por eso, se ha solido hablar de "acento de intensidad". La realidad, sin embargo, es más compleja: la prominencia resulta de la conjunción de varios factores articulatorios:
1.    Una mayor fuerza espiratoria, que genera una mayor intensidad.
2.    Una mayor tensión de las cuerdas vocales, que genera una elevación del tono fundamental.
3.    Una mayor prolongación en la articulación de los sonidos, que supone un aumento de la duración silábica.
Así pues, la sílaba tónica, habitualmente, es más intensa, más alta y más larga que las sílabas átonas adyacentes. En español, el índice acústico primario del acento es el tono, aunque los otros dos índices (intensidad y duración) también colaboran en la acentuación, en proporciones variables.

2.2. Tipos de acento.
La mayoría de las palabras poseen una sílaba tónica y otra u otras átonas. Sólo algunos monosílabos pueden considerarse palabras átonas. Cuando las palabras son más largas, una sílaba posee el acento principal y otra el acento secundario. Dentro de una frase, el último acento principal se denomina acento de frase.
En cuanto a la posición que la sílaba acentuada ocupa dentro de la frase, algunas lenguas son de acento libre, es decir, no hay manera de prever en qué sílaba recae el acento; otras, por el contrario, son de acento fijo, es decir, la posición del acento es siempre previsible.
§  Un ejemplo del primer tipo es el inglés, donde pueden encontrarse formas como "accent", que significa una cosa u otra según la posición del acento: significa 'acento' cuando lleva el acento en la primera sílaba y 'acentuar' cuando lo lleva en la segunda.
§  Un ejemplo del segundo tipo lo constituye el francés, donde prácticamente todas las palabras son agudas.
§  Muchas lenguas no corresponden exactamente a ninguno de esos dos tipos; por ejemplo, el español es de acento libre (pueden incluso presentarse oposiciones del tipo "cántara / cantara / cantará"), pero tiene una marcada tendencia hacia la acentuación llana (casi el 80% de sus palabras se acentúan en la penúltima sílaba).

2.3. Funciones del acento.
En las distintas lenguas del mundo, el acento puede tener las siguientes funciones lingüísticas:
1.    Contrastiva: distingue sílaba tónicas/átonas en el eje sintagmatico. Ej.: "El libro es de él".
2.    Distintiva: distingue unidades en el eje paradigmático (en lenguas con acento libre). Ej.: "amo"/"amó".
3.    Demarcativa: en lenguas de acento fijo, señala los límites de las unidades en la secuencia. Ej.: el final de una palabra en turco.
4.    Culminativa: en las lenguas de acento libre, señala la presencia de una unidad acentual, sin indicar sus límites.

3. El tono y la entonación.
La entonación es uno de los componentes más complejos de una lengua. Se ha definido de muchas maneras, dependiendo básicamente del interés de cada autor: por el tono fundamental, por una conjunción de parámetros acústicos (tono, acento y duración, primordialmente), por su función lingüística, etc.
QUILIS (1993, 410) define la entonación como "la función lingüísticamente significativa, socialmente representativa e individualmente expresiva de la frecuencia fundamental en el nivel de la oración".
La entonación, como todo enunciado lingüístico, presenta una sustancia y una forma. La sustancia es un continuum en el que hay que delimitar las unidades de entonación, de modo que se obtengan elementos discretos para establecer así sus patrones melódicos y la naturaleza de sus elementos.
Entre el nivel de la sustancia y el nivel de la forma, nos encontramos con toda una serie de niveles o grados de abstracción, elegidos arbitrariamente por el investigador según el fin que se proponga.4
Desde el punto de vista articulatorio, el tono depende básicamente de las cuerdas vocales: de su longitud, su grosor su tensión.5 De estos tres factores, el hablante sólo puede modificar el tercero: durante la fonación, tensando más o menos las cuerdas vocales, variamos el tono fundamental de nuestra voz.6
La frecuencia del fundamental depende, básicamente, de las vibraciones de las cuerdas vocales; pero, además, hay una serie de factores fonéticos que la condicionan:
1.    Existe una relación entre la cualidad o el timbre de la vocal y la altura relativa de su frecuencia fundamental, de modo que las vocales más altas /[i], [e]) tienen un tono fundamental más elevado.7
2.    Las frecuencias fundamentales más altas aparecen después de las consonantes sordas, y las más bajas, tras las consonantes sonoras.
3.    Además del tono fundamental, la duración y la intensidad también intervienen en la producción y la percepción de la entonación.8
Según la utilización lingüística del tono, las lenguas se dividen en tonales y entonativas:
1.    Las lenguas tonales utilizan los tonos para distinguir significados. Cumple, pues, una función distintiva en el léxico. Por ejemplo, el chino, el tailandés.
2.    Las lenguas entonativas utilizan la sucesión de tonos, es decir, la curva melódica de la entonación, no ya para distinguir significados léxicos, sino para modificar significaciones secundarias (expresividad, intencionalidad, etc.).9 Cumple, pues, una función expresiva en la frase. A este tipo de lenguas pertenecen todas la románicas.

4. La cantidad o duración.
La duración es también un fenómeno segmental, puesto que cada sonido posee una duración propia. Así por ejemplo, es sabido que la fricativas son más largas que las oclusivas, que las sordas son las más largas que las sonoras, etc.
Algunas lenguas poseen pares de fonemas en función de la duración. Por ejemplo, el italiano distingue entre ciertas consonantes breves y largas o "dobles". El latín clásico distinguía entre vocales breves y largas.
Articulatoriamente, la duración se basa en el mantenimiento por más o menos tiempo de una determinada configuración articulatoria. Por el fenómeno de la coarticulación, dicha configuración (y, consiguientemente, la duración) se ve alterada en función del contexto.
Como elemento suprasegmental, tanto las sílabas tónicas como las pertenecientes al tonema suelen ser más largas.

Notas.
1
Aunque puede argüirse que el fenómeno de la coarticulación dificulta, a veces extraordinariamente, la labor de segmentación fonemática.
2
Se puede argumentar, no obstante, que estas diferencia son graduales: entre dos zonas articulatorias siempre cabe distinguir puntos intermedios; hay sonidos con una sonoridad parcial, etc. Tal vez el ejemplo mejor para observar lo que de "gradual" tienen las oposiciones fonológicas es el vocalismo.
3
Tan variables son las proporciones en que los tres índices colaboran en la construcción del acento en español, que, de hecho, no hay unanimidad entre los diversos autores a la hora de jerarquizar su importancia, aunque la más jerarquización más habitual es tono-duración-intensidad.
4
Unos distinguen entre tonos ascendentes, descendentes y suspensivos; otros distinguen también ascendentes-descendentes, descendentes-ascendentes, etc.; otros establecen una compleja tipificación de las posibles variaciones del fundamental; otros predeterminan una serie de niveles tonales; etc. Por otra parte, unos se fijan únicamente en la parte final de la curva; otros examinan con la misma atención toda la curva; otros hacen hincapié en la relación entre la curva melódica y los acentos léxicos. La variedad de enfoques, en fin, es abrumadora. Y no hay un acuerdo acerca de las unidades básicas de la entonación.
5
Lo mismo sucede con los instrumentos musicales. Pensemos en cualquier instrumento de cuerda: el tono de una nota depende del tipo de cuerda (material y grosor), de su longitud (que el instrumentista hace variar constantemente) y de su tensión (que se modifica cuando el instrumentista "afina" las cuerdas con los trastes).
6
La gama frecuencial en la que el hablante puede hablar cómodamente, sin forzar su voz para conseguir tonos más graves o más agudos, se denomina tesitura, término que la fonética ha adoptado de la música.
7
Según LEHISTE-PETERSON (1961), el tono medio de una [i] es de 183 Hz., en tanto que el de una [u] es de 170 Hz.
8
Por ejemplo, puede darse el caso de que, en ocasiones, un ligero descenso del tono fundamental se perciba como suspensión o incluso como ascenso, si va acompañado de una elevación de la intensidad.
9
En las lenguas románicas, la significatividad de la curva entonativa o melódica reside principalmente en su tramo final, a partir del último acento léxico. Esta porción melódica, denominada tonema, puede ser descendente, suspensiva o ascendente.



Foro: Caracterización de los Suprasegmentos.


La prosodia es una rama de la lingüística que analiza y representa formalmente aquellos elementos de la expresión oral tales como el acento, los tonos, la entonación y la duración. La prosodia trata la manifestación concreta en la producción de las palabras. Desde el punto de vista fonético-acústico, la variación de la frecuencia fundamental, la duración y la intensidad que constituyen los parámetros prosódicos físicos. La prosodia cumple una función clave en la organización e interpretación del discurso y, además, transmite información emotiva, sociolingüística y dialectal.
Es importante destacar que, la fonología realiza una división entre los fonemas (o fonemas segmentales) y los prosodemas (o suprasegmentos), como el acento, la cantidad y la entonación. Para distinguir los segmentos y los suprasegmentos como pertenecientes a dos clases separadas: la función lingüística, la función de los fonemas es distintiva: son unidades que en un contexto dado se excluyen mutuamente (/'pipa/ - /'pepa/ - /'papa/ - /'popa/ - /'pupa/). La función de los suprasegmentos es contrastiva, ya que no pueden alternar en el mismo contexto. En la oposición "amo-amó" lo distintivo es el esquema acentual /'_ _ / frente a /_ '_/, pero no el acento en sí. El suprasegmento necesita la presencia contrastante de su opuesto en la misma secuencia.

Se describen a continuación los rasgos suprasegmentales:

El acento es un rasgo suprasegmental que recae sobre una sílaba de la cadena hablada y la destaca o realza frente a otras no acentuadas (átonas), partiendo de la conjunción de varios factores articulatorios: Una mayor fuerza espiratoria, que genera una mayor intensidad, una mayor tensión de las cuerdas vocales, que genera una elevación del tono fundamental y Una mayor prolongación en la articulación de los sonidos, que supone un aumento de la duración silábica.
El acento es la sensación perceptiva encargada de realizar el contraste entre sílabas fuertes (tónicas) y sílabas débiles (átonas) mediante la modulación del tono, la duración y la intensidad. Su función principal es la de agrupar una serie de sonidos en unidades mayores que reconocemos como palabras. La sílaba tónica, habitualmente, es más intensa, más alta y más larga que las sílabas átonas adyacentes. En español, el índice acústico primario del acento es el tono, aunque los otros dos índices (intensidad y duración) también colaboran en la acentuación, en proporciones variables. El acento puede ser distintivo por la diferencia de significados, como los rasgos fonológicos  pertinentes, caso del español y el catalán, o puedes ser demarcativo porque establece el límite entre unidades léxicas, por ejemplo en francés todas las palabras son agudas, y en checo todas las palabras se acentúan en la primera sílaba.

El tono y la entonación, la entonación es la función lingüísticamente significativa, socialmente representativa e individualmente expresiva de la frecuencia fundamental en el nivel de la oración. También puede definirse como la variación de la altura tonal de la voz con que se pronuncia un enunciado. Desde el punto de vista articulatorio, el tono depende básicamente de las cuerdas vocales: de su longitud, su grosor su tensión y La frecuencia fundamental depende, básicamente, de las vibraciones de las cuerdas vocales.
Según la utilización lingüística del tono, las lenguas se dividen en tonales y entonativas: Las lenguas tonales utilizan los tonos para distinguir significados. Cumple, pues, una función distintiva en el léxico. Por ejemplo, el chino, el tailandés. Las lenguas entonativas utilizan la sucesión de tonos, es decir, la curva melódica de la entonación, no ya para distinguir significados léxicos, sino para modificar significaciones secundarias (expresividad, intencionalidad, etc.). Cumple, pues, una función expresiva en la frase. A este tipo de lenguas pertenecen todas las románicas.

La duración corresponde al tiempo que se mantienen las vibraciones producidas por un sonido. Éste parámetro está relacionado con el ritmo. Dicho parámetro viene representado en la onda por los segundos que éste contenga. Se trata de una de las cuatro cualidades esenciales del sonido articulado junto con la altura, la intensidad y el timbre. Así por ejemplo, es sabido que las fricativas son más largas que las oclusivas, que las sordas son las más largas que las sonoras, etc.

El ritmo, es un rasgo prosódico determinado por la distribución de acentos y de pausas, así como por los fenómenos de duración en general.

El timbre es la fisonomía particular del sonido, según la naturaleza y forma del instrumento que lo produce. Por el timbre distinguimos la voz de las personas conocidas y la clase de instrumento que se toca.

En este orden de ideas puedo inferir que, los rasgos suprasegmentales deben ser estudiados minuciosamente al momento de caracterizar los aspectos fonéticos y fonológicos en el ser humano de acuerdo al contexto situacional del mismo, con el fin de determinar sus particularidades en el habla y el lenguaje.




Foro de Aportaciones : Artículo “Habilidades fonológicas suprasegmentales y desarrollo lector en niños de educación básica primaria”.


Les comparto este articulo sobre “Habilidades fonológicas suprasegmentales y desarrollo lector en niños de educación básica primaria”.Habilidades fonológicas suprasegmentales y desarrollo lector en niños de educación básica primaria.

Este estudio analiza las relaciones entre las habilidades suprasegmentales y el desarrollo lector en 92 niños españoles de 5o de Educación Primaria. Se tomaron medidas de vocabulario, conciencia fonológica y habilidades suprasegmentales (conciencia del acento en palabras y pseudopalabras, nombres compuestos y ritmo no lingüístico) así como de lectura de palabras y comprensión lectora. Los resultados muestran que las habilidades suprasegmentales predicen un porcentaje significativo de la varianza en las habilidades lectoras, una vez controlada la influencia de la conciencia fonológica y del vocabulario. Además, las diferentes habilidades prosódicas (conciencia prosódica a nivel léxico, métrico y ritmo no lingüístico) presentan distintos patrones de relación con las habilidades lectoras.

En su conclusión, indican que, los hallazgos encontrados demuestran que las habilidades prosódicas son una importante base del desarrollo lector. No obstante, aunque las medidas de la fonología suprasegmental están relacionadas entre sí, contribuyen de forma diferente según los componentes de la lectura. Estos resultados conllevan ciertas implicaciones prácticas, entre ellas, la intervención centrada en aspectos prosódicos podría favorecer la adquisición de la habilidad lectora, tanto para los niños con desarrollo típico pero, en particular, para los niños que presentan problemas de comprensión; de ese modo, el entrenamiento de las habilidades prosódicas abre un necesario y nuevo campo de estudio. Por otra parte, la evaluación de las habilidades prosódicas podría ofrecer un indicador temprano de posibles dificultades lectoras.

Les comparto el link para un acceso completo al artículo http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0212-97282016000100008


Artículo para la Revista Digital: Características suprasegmentales en los diferentes tipos de trastornos del habla y del lenguaje.


LAS CARACTERÍSTICAS SUPRASEGMENTALES EN DISTINTOS TIPOS DE TRASTORNOS DEL HABLA Y DEL LENGUAJE.

Daniel Alberto Jaraba Iriarte
Fonoaudiólogo
Estudiante Maestría en Patologías del habla y del lenguaje
Universidad Especializada de las Américas

INTRODUCCIÓN

Al hablar producimos segmentos sonoros (fonemas) y los estructuramos unos a otros en una cadena silábica, a esta cadena le agregamos también información de otro tipo, que le da matices semánticos; dicha información solo puede ser dada por la prosodia.
La prosodia es una rama de la lingüística que analiza y representa formalmente aquellos elementos de la expresión oral tales como el acento, la entonación y la duración. Estos elementos supra-segmentales, los que están más allá del segmento, son precisamente los que organizan el hilo de sonido que percibimos. Si el sonido no estuviera agrupado de manera significativa, no habría comunicación lingüística; se oirían gritos o murmullos, a lo sumo. El oyente recibe, cuando se comunica lingüísticamente, segmentos sonoros relativos a las unidades de información que le envía el hablante. Con el sonido, va una serie de informaciones de naturaleza prosódica, no solamente con información referencial sino también con información dialectal, sociolingüística y emotiva.
Los rasgos suprasegmentales, pero sobre todo la entonación, son considerados un vehículo para la expresión de los sentimientos que acompañan a todo un enunciado.
Los rasgos prosódicos permiten segmentar la cadena hablada y al mismo tiempo integrar a ella, las distintas unidades dotándolas de significado; esta capacidad permite a la fonética defender el carácter lingüístico de los rasgos prosódicos, reconociendo la arbitrariedad y convencionalidad de su naturaleza lingüística: “la entonación es el hilo que hilvana las palabras en un collar unitario” (Alonso y Ureña, 1938:128; citado en Aleza Izquierdo y cols, 1999)
A continuación se detallarán las características suprasegmentales en los trastornos del habla y del lenguaje, para una mayor comprensión de los mismos.

CARACTERÍSTICAS SUPRASEGMENTALES DEL LENGUAJE

Una característica suprasegmental o prosódica, es una característica del habla que afecta a un segmento más largo que el fonema, tales como el acento, la entonación, el ritmo y la duración. El término suprasegmental implica la existencia de elementos que recaen sobre más de un segmento a la vez. Los suprasegmentales resultan de una utilización particular de recursos del aparato fonatorio.

El acento.
El acento es un rasgo suprasegmental que recae sobre una sílaba de la cadena hablada y la destaca o realza frente a otras no acentuadas (o átonas), partiendo de la conjunción de varios factores articulatorios: Una mayor fuerza espiratoria, que genera una mayor intensidad, una mayor tensión de las cuerdas vocales, que genera una elevación del tono fundamental y Una mayor prolongación en la articulación de los sonidos, que supone un aumento de la duración silábica.

La entonación.
La entonación es la función lingüísticamente significativa, socialmente representativa e individualmente expresiva de la frecuencia fundamental en el nivel de la oración; dicha frecuencia se ajusta mediante la tensión muscular que se aplica a las cuerdas vocales. Así un hablante controla la entonación aplicando mayor o menor tensión a las cuerdas vocales, lo cual le permite enfatizar más en unas partes de la oración que en otras o darle un contorno de sorpresa o de interrogación mediante la tensión muscular.

La duración.
La duración corresponde al tiempo que se mantienen las vibraciones producidas por un sonido. Éste parámetro está relacionado con el ritmo. Dicho parámetro viene representado en la onda por los segundos que éste contenga. Se trata de una de las cuatro cualidades esenciales del sonido articulado junto con la altura, la intensidad y el timbre. Así por ejemplo, es sabido que las fricativas son más largas que las oclusivas, que las sordas son las más largas que las sonoras, etc.

CARACTERÍSTICAS SUPRASEGMENTALES EN LOS DISTINTOS TIPOS DE TRASTORNOS DEL HABLA Y DEL LENGUAJE.
Un trastorno del habla o lenguaje se refiere a los problemas de la comunicación u otras áreas relacionadas, tales como las funciones motoras orales. Estos atrasos y trastornos varían desde simples substituciones de sonido hasta la inhabilidad de comprender o utilizar el lenguaje o mecanismo motor-oral para el habla y alimentación. Algunas causas de los impedimentos del habla o lenguaje incluyen la pérdida auditiva, trastornos neurológicos, lesión cerebral, discapacidad intelectual, impedimentos tales como labio leporino, y abuso o mal uso vocal. Sin embargo, con mucha frecuencia se desconoce la causa.
Los trastornos del habla se refieren a las dificultades en la producción de los sonidos requeridos para hablar o problemas con la calidad de la voz. Estos se pueden caracterizar por una interrupción en el flujo o ritmo del habla como, por ejemplo, el tartamudeo o falta de fluencia. Los trastornos del habla pueden constituir problemas con la formación de sonidos, los cuales se llaman trastornos de la articulación o fonológicos, o pueden incluir dificultades con el tono, volumen, o calidad de la voz. Puede haber una combinación de varios problemas. Las personas con trastornos del habla pueden tener problemas para utilizar algunos sonidos requeridos para hablar, lo que podría ser síntoma de un retraso. Estos individuos pueden decir una palabra por otra o tener dificultad con pronunciar la “l” o la “r.” Puede resultar difícil comprender lo que dice una persona con un impedimento del habla. Las personas con trastornos de la voz pueden tener dificultad con el sonido de su voz.
Un impedimento del lenguaje es un impedimento en la habilidad para comprender o utilizar las palabras en unión, verbal y no-verbalmente. Algunas características de los impedimentos del lenguaje incluyen:
  • El uso impropio de palabras y sus significados,
  • La inhabilidad de expresar ideas,
  • Modelos gramaticales impropios,
  • Un vocabulario reducido y
  • La inhabilidad de seguir instrucciones.


Una de estas características o una combinación de éstas puede ocurrir en los niños que sean afectados por discapacidades en el aprendizaje del lenguaje o atrasos en el desarrollo del lenguaje. Algunos niños pueden escuchar o ver una palabra pero no pueden comprender su significado; y al mismo tiempo, pueden tener dificultades al tratar de comunicarse con los demás.
En el siguiente cuadro se presentará una relación detallada de las características en la prosodia, según el trastorno del habla o del lenguaje que corresponda:

PATOLOGIAS
DEFINICIÓN
PROSODIA




TARTAMUDEZ
La tartamudez afecta la fluidez del habla, comienza durante la niñez y en algunos casos, dura toda la vida. Este trastorno se caracteriza por las interrupciones en la producción de los sonidos del habla, también denominadas disritmias o disfluencias, por ejemplo, se repiten algunas palabras y otras van precedidas por “mm” o “eh”.
Disfunciones en la entonación, ritmo, duración y pausas:
*Bloqueos articulatorios, con dificultad perceptible.
*Pausas excesivas.
*Repetición desmesurada de fonemas, sílabas, palabras y frases.
*Tensión en órganos fonoarticuladores.
*Dificultades posturales y gestuales.



TAQUILALIA
La taquifemia o Taquilalia es un trastorno específico de la fluidez del habla que se caracteriza por un ritmo excesivamente rápido y con frecuencia un discurso desordenado. El habla puede llegar a ser ininteligible.
Sus características en la prosodia son:
*Ritmo irregular al hablar.
*Voz monótona sin acompañamiento emocional.
*Acortamiento de sílabas, palabras y frases.






DISPROSODIA
Es la alteración en la expresión de los elementos melódicos y rítmicos de una lengua. La causa de disprosodia se asocia generalmente  con patologías neurológicas como accidentes vasculares cerebrales, traumatismos craneoencefálicos  y los tumores cerebrales.
Presenta las siguientes características en la prosodia:
   *Alteraciones en la intensidad, en el momento de segmentos palabra y en el ritmo, la cadencia y la entonación de las palabras.
  *Cambios en la duración, la frecuencia y la intensidad de las sílabas tónicas y átonas de las frases habladas. 






AFASIAS
La afasia es el trastorno del lenguaje que se produce como una consecuencia de una patología cerebral. Se trata de la pérdida o de la capacidad de producir o comprender el lenguaje, debido a lesiones en áreas cerebrales especializadas en estas funciones.
En la afasia de Broca, la articulación y entonación (prosodia) están alteradas. Debido a estos aspectos existe poca fluída, la acentuación de las palabras y frases es inadecuada, a veces hay tartamudeo.
El paciente con afasia transcortical motora, sufre una reducción importante del habla espontánea: es dificultosa, escasa, disprosodia y generalmente compuesta de frases cortas.


SÍNDROME DEL ACENTO EXTRANJERO
El síndrome del acento extranjero es una enfermedad rara que  generalmente se produce como un efecto secundario de una lesión cerebral grave, como un derrame o una lesión cerebral.
Su déficit radica en la prosodia del habla, que suena al oído de quien lo escucha como un acento extranjero más que como una prosodia patológica.



DISARTRIAS
La disartria se puede definir como una alteración de la articulación del habla debida a lesiones en el sistema nervioso central, así como a enfermedades de los nervios o de los músculos responsables del habla.
Se presentan las siguientes características en la prosodia:
*Monotonía tonal.
*Entonación y ritmo anormal al  hablar.
*Voz entrecortada y temblorosa.




DISGLOSIAS
La disglosia es un trastorno de la articulación, sin que existan problemas a nivel del Sistema Nervioso Central, provocado por lesiones físicas o malformaciones de los órganos de articulación del habla. Se clasifican en disglosia dental, lingual, mandibular, labial y palatina.
Dificultades en la producción oral de los fonemas, palabras y frases, habla lentificicada y monótona, con dificultades en el ritmo, acento y melodía en el habla.





AUTISMO
El autismo es un trastorno neurológico complejo que generalmente dura toda la vida. Es parte de un grupo de trastornos conocidos como Trastornos del Espectro Autista (TEA), se evidencian alteraciones en el comportamiento, la comunicación y relaciones sociales.
Dificultades  para mantener el ritmo y la entonación en una conversación.
Prosodia variable que puede ser monótona y vacilante, sin melodía en el habla.
Las personas con autismo pueden tener dificultades al usar  la prosodia cuando desean manifestar como se sienten, por ejemplo: pueden estar entusiasmados pero sonar desinteresados.


DISCAPACIDAD INTELECTUAL
Obedece a un funcionamiento intelectual por debajo de lo normal que se manifiesta durante el periodo evolutivo y que está asociado con un desajuste del comportamiento.
Trastorno en la prosodia caracterizada por dificultades en la entonación, ritmo y melodía en el habla. Acompañado de alteraciones en el desarrollo fonológico.


 CONCLUSIONES

Realizado el abordaje de las características suprasegmentales del lenguaje en los distintos trastornos del habla y del lenguaje, se logra concluir que:

a) Las características suprasegmentales del lenguaje (el acento, la entonación y la duración) favorecen la intencionalidad y funcionalidad de la comunicación del ser humano.

b) Las alteraciones en la prosodia, desencadenan rupturas en el proceso comunicativo del individuo, por las dificultades presentes en la articulación de los sonidos del lenguaje, la entonación, el acento, el ritmo y la fluidez en el habla durante sus producciones orales.

c) Los diferentes trastornos del habla y del lenguaje tienen un componente inherente a su desarrollo en el periodo evolutivo, como lo son las alteraciones en la prosodia; lo cual genera particularidades en el habla y el lenguaje de quien las presenta.

d) El rol del fonoaudiólogo en la rehabilitación de los trastornos en la prosodia es fundamental, porque ayuda a modificar los patrones inapropiados en la producción oral del lenguaje y facilita en gran medida la calidad de vida de los individuos que los padecen, favoreciendo sus interacciones comunicativas cotidianas.


BIBLIOGRAFÍA.


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* EDUCALIA. El niño con deficiencia intelectual. [en línea]. [Fecha de consulta: 26 de Septiembre de 2017]. Disponible en http://www.e-ducalia.com/files/alteraciones-del-lenguaje-en-el-nino-con-deficiencia-intelectual-pdf.pdf.

* ASOCIACIÓN AYUDA AFASIA. La afasia y clasificación. [en línea]. [Fecha de consulta: 26 de Septiembre de 2017]. Disponible en http://www.afasia.org/index.php/clasificacion-de-las-afasias.

* Alteraciones en habla, disartria. [en línea]. [Fecha de consulta: 27 de Septiembre de 2017]. Disponible en http://www.clinicasanvicente.es/servicios/alteraciones-del-habla-disartria/.

* CENTER FOR PARENT INFORMATION AND RESOURCES. [en línea]. [Fecha de consulta: 27 de Septiembre de 2017]. Disponible en http://www.parentcenterhub.org/lenguaje/.


Lectura recomenda: Lo lingüístico y lo paralingüístico en la adquisición del habla y del lenguaje.

Actas del XXXV Simposio Internacional de la Sociedad Española de Lingüística, editadas por Milka Villayandre Llamazares, León, Universidad de León, Dpto. de Filología Hispánica y Clásica, 2006. ISBN: 84-690-3383-2. Publicación electrónica en: http://www3.unileon.es/dp/dfh/SEL/actas.htm                                                                            









LO LINGÜÍSTICO Y LO PARALINGÜÍSTICO EN LOS PRIMEROS ESTUDIOS SOBRE ADQUISICIÓN DE LENGUAJE

MARÍA  DOLORES  ALONSO-CORTÉS FRADEJAS
Departamento de Filología Hispánica
Universidad de León


1.      LOS DIARIOS DE BEBÉS Y SU VALOR PARA EL ESTUDIO DE LA ADQUISICIÓN DEL LENGUAJE

Las primeras reflexiones científicas sobre adquisición del lenguaje son los denominados diarios (diary studies) o biografías de bebés (baby biographies), conjuntos de anotaciones que una serie de lingüistas y psicólogos hicieron sobre la evolución lingüística de sus propios hijos. Surgen como consecuencia del interés científico que, a lo largo del siglo XIX, se suscita por el niño y por la pedagogía, y se trata de estudios de carácter biográfico que unas veces se ocupan del aprendizaje en general y, por lo tanto, también de la adquisición de la lengua materna y, otras veces, de esta última exclusivamente.
El primero que merece ser destacado es el que H. Taine elabora en 1876 sobre el desarrollo lingüístico de su hija desde su nacimiento hasta los dos años de edad. Un año después, él mismo resume su trabajo en una nota publicada en inglés en el número 2 de la célebre revista Mind y, en ese mismo número, y parece ser que de alguna forma incitado por la investigación de H. Taine, Ch. Darwin se decide a publicar unas observaciones sobre el lenguaje de su hijo que, en parte, ya había recogido al redactar La expresión de las emociones.


 A estas investigaciones les sucedieron otras más completas tanto en Europa como en Estados Unidos, y es en ellas en las que yo me voy a centrar. En el ámbito europeo alcanzaron especial relevancia dos: la que R. Preyer llevó a cabo sobre el desarrollo psicológico y también lingüístico de su hijo Axel, que quedó recogida en su libro Die Seele des Kindes de 1882 –traducido al español ya en el año 1908 con el título de El alma del niño– y el exhaustivo estudio realizado por Clara y Wilhelm Stern sobre la evolución lingüística de sus hijos Hilde y Gunter, cuyas conclusiones se conocen sobre todo a través de Psychology of Early Childhood (1924), del segundo de estos autores, puesto que la publicación original, Die Kindersprache (1907), aún no ha sido traducida del alemán. En Estados Unidos, por su parte, aparecieron buen número de trabajos de similar naturaleza publicados en su mayoría en Pedagogical Seminary entre los que destacan los siguientes:

      H. Lukens (1894), basado en los datos recopilados por una serie de madres y en las observaciones de R. Preyer y otros investigadores.
      A. Chamberlain & I. Chamberlain (1904), sobre la evolución lingüística de su hija Ruth.
      G. Brandenburg (1915), que recoge los progresos que en este ámbito realiza su hija Gladys.
      M. Nice (1917), donde la autora resume una exhaustiva investigación sobre cómo adquiere su hija E. el lenguaje desde los dieciocho a los seis años de edad.

El hecho de que su autor sea, al mismo tiempo, el padre o la madre del sujeto observado, así como la falta de una orientación teórica y una metodología claras que los fundamenten son las causas de que, durante el siglo XX, muchos investigadores los hayan considerado escasamente fiables y los hayan obviado. Yo, sin embargo, creo, como D. Ingram (1989:10), que “una de las habilidades necesarias para el estudio de la adquisición del lenguaje es la capacidad de extraer datos de estos diarios”, y es lo que he tratado de hacer respecto al tema que me ocupa actualmente: los mecanismos vocales a los que los niños recurren para comunicarse durante la llamada etapa preverbal1. Más concretamente, el trabajo

1 Es el tema de un estudio financiado por la Fundación Caja Madrid y que pretende ser la aplicación de mi tesis doctoral titulada La voz en la conversación:




que en estas páginas presento ha consistido en analizar hasta qué punto los autores de los diarios de bebés se ocupan de los recursos vocales no verbales y qué estatus les otorgan (no lingüístico o prelingüístico, lingüístico o paralingüístico).


2. EL PARALENGUAJE Y LO PARALINGÜÍSTICO

Los recursos vocales no verbales a los que me voy a referir son una serie de elementos fónicos que se dividen en cuatro categorías (Poyatos 1994)2:

      Las cualidades primarias o rasgos personales básicos de la voz como el timbre, la resonancia, la intensidad o el volumen, el tempo, el tono o los registros, el campo entonativo, la duración silábica y el ritmo.
      Los calificadores o tipos de voz.
      Los diferenciadores o reacciones fisiológicas y emocionales como la risa, el llanto, el grito, el suspiro, el jadeo, el bostezo, la tos, etc.
      Los alternantes: clics, siseos, bisbiseos, imitaciones de sonidos, etc. identificables y clasificables fonéticamente y utilizados tan semánticamente como las palabras.

Pertenecen a lo que los especialistas en comunicación no verbal denominan paralenguaje y por ello son muchas veces considerados, sin más reflexión, paralingüísticos, pero lo cierto es que pueden adoptar un comportamiento totalmente extralingüístico (por ejemplo la voz ronca resultado de un resfriado), propiamente lingüístico (por ejemplo, el tono en las diferentes modalidades entonativas) o paralingüístico cuando en el discurso desempeñan una serie de funciones (emotiva, de regulación de la interacción, de marcación, etc.) que resultan fundamentales para el desarrollo de la comunicación.


propuesta para el análisis de los rasgos del paralenguaje (2000) al análisis del lenguaje infantil.
2 Ver M.ª D. Alonso-Cortés Fradejas (2000), para una revisión de dichas
categorías y un análisis de cómo se manifiestan en la conversación coloquial.




Funcionan en este último caso como elementos próximos a lo lingüístico que acompañan o sustituyen al lenguaje verbal en las distintas situaciones comunicativas y es desde esta perspectiva como aquí voy a analizarlos: aunque no utilicen esta terminología, consideraré que en los distintos estudios revisados se les está otorgando un estatus o carácter paralingüístico cuando se reconozca explícita o implícitamente su condición de elementos transitorios hacia o preparatorios para el lenguaje verbal.


3. LOS RECURSOS VOCALES NO VERBALES EN LOS DIARIOS DE BEBÉS: CATEGORÍAS QUE SE ANALIZAN Y ESTATUS QUE SE LES CONCEDE

3.1.    Cualidades primarias y calificadores

De todos los autores analizados, R. Preyer (1882) es el que más y mejor se ocupa de las cualidades primarias. Incluye las modulaciones de voz dentro de lo que él llama los procesos de expresión (denominación que aplica al conjunto de los sonidos inarticulados en el que también se incluyen fenómenos que nosotros vamos a agrupar entre los diferenciadores), y entre las observaciones recogidas en el diario que constituye el capítulo XVIII (titulado Estudios hechos en un niño, observado diariamente durante los tres primeros años: notas acerca de los primeros sonidos y acerca del principio del lenguaje) podemos encontrar numerosas y variadas anotaciones sobre este tipo de rasgos como, por ejemplo, las siguientes3:

-La voz es ya muy fuerte [intensidad] al sexto día, especialmente cuando se emplea para indicar el malestar. Los gritos son también más frecuentes, más prolongados [duración] y fuertes [intensidad], cuando en vez de tomar leche de mujer el niño toma leche de vacas desleída en agua (Preyer 1908 [1882]:375).

-Al séptimo mes, el niño ha gritado de dolor, durante bastante tiempo [duración], con notas muy agudas [tono]. Teniendo hambre y deseando leche, decía muy claramente mä, ä, uä, uäe;

3 A partir de ahora, destacaré en cursiva los rasgos que pertenecen a cada categoría y entre corchetes, y cuando sea necesario precisarlo, la subcategoría en la que se incluyen.




satisfecho, dijo örrö, como otras veces. Los gritos fueron en ocasiones seguidos [ritmo], con gran violencia, hasta quedarse ronco, cuando no se accedía al deseo del niño de abandonar el lecho, por ejemplo. Cuando grita porque tiene hambre, echa la lengua hacia atrás, la encoge y la estira y produce sonidos espiratorios, con pausas largas o cortas [duración]. Cuando sufre, grita sin interrupción [ritmo] y con voz más aguda [tono] que nunca (Preyer 1908[1882]:378).

-Al noveno mes, siempre es difícil reconocer ciertas sílabas en medio de los sonidos variados y numerosos que deja oír el niño. Pero la voz, sin dejar de ser muchas veces muy fuerte [intensidad] e inarticulada, se modula [campo entonativo] ya, e indica con certeza ciertos estados psíquicos (Preyer 1908[1882]:379).

-El décimo mes se caracteriza por la mayor claridad de las sílabas en el monólogo, que es variado, más largo [duración] y adquiere un tono más agudo [tono] cuando se abandona al niño a mismo que cuando se trata de distraerle (Preyer 1908[1882]:380).

-[A partir de la semana cuarenta y cinco] empieza a cuchichear [intensidad] en el curso de sus monólogos, frecuentemente largos [duración]. Deja oír una multitud de sonidos de diferente intensidad, altura y timbre, como si hablase una lengua desconocida (Preyer 1908[1882]:381).

Esta variedad y cantidad de notas sobre las cualidades primarias de la voz disminuye en el resto de los diarios revisados.
H. Lukens (1894) se refiere a ellas brevemente pero les concede gran importancia. Cuando habla de la etapa del Balbuceo Imitativo (Imitative Babble)4 dice que ésta comienza con “a curious and amusing mimicry of conversation, in which the ordinary cadences, intonations and rhythms are so closely reproduced that persons in an adjacent room would mistake it for actual conversation” (Lukens 1894:436) y afirma que, de las observaciones hechas por una serie de autores, parece desprenderse que “the musical part of speech is


4 Haciendo uso de los datos recopilados por R. Preyer (1882) propone distinguir las siguientes etapas en el desarrollo lingüístico: I. Sonidos Reflejos y Automáticos (Reflex and Automatic Sounds); II. Balbuceo Imitativo (Imitative Babble); III. Entiende pero no Habla (Understands but does not Speak); IV. Repite (Repeats)  y
V. Aprende a usar palabras para expresar pensamientos (Learns to use words to express thoughts).




more clearly imitated than are the distinct sounds as such” (Lukens 1894:436). Asimismo, cuando describe la siguiente etapa, Entiende pero no Habla, sostiene que los pocos sonidos que los niños llegan a producir se caracterizan por estar fuertemente marcados por la entonación y que, en este periodo, la manera en que los niños dicen algo expresa mejor el significado que las palabras que utilizan: “The mood is recognized by the voice better than ever before; and desire, grief, joy, hunger, willfulness and fear may be expressed by the various modulations of the self-same word differently employed” (Lukens 1894:438).
G. Brandenburg (1915:93) también alude en algún momento a la intensidad (stress of voice) y a su relevancia como factor en la adquisición de cualquier clase de palabra. No obstante, en su propio análisis no lo tiene en cuenta.
A. Chamberlain & I. Chamberlain (1904), M. Nice (1917) y W. Stern (1924), sin embargo, no recogen observaciones de valor sobre estos mecanismos vocales no verbales, en el caso de los tres primeros, porque lo que estudian es fundamentalmente la adquisición del léxico y la gramática, y, en el caso de W. Stern, porque se trata de un diario hecho desde una perspectiva eminentemente psicológica.
Los llamados calificadores o tipos de voz no son observados en ninguno de los diarios a los que he tenido acceso.
En general, puede decirse que, en la mayoría de los casos, la atención que se presta a estas dos categorías del lenguaje es bastante escasa pero, en mi opinión, ello no se debe a que los consideren fenómenos no lingüísticos sino a que son rasgos muy difíciles de registrar y analizar sin recurrir a medios instrumentales y utilizando únicamente la técnica de la anotación en diarios. Los que, como R. Preyer y H. Lukens, se ocupan de ellos los incluyen en su descripción de unas fases por las que, según ellos, todo niño debe atravesar antes de iniciar el desarrollo verbal, y destacan la importancia que como vehículo expresivo alcanzan en la etapa preverbal. Parecen estar concediéndoles, por tanto, un estatus paralingüístico.

3.2.   Diferenciadores

El análisis que R. Preyer (1882) hace sobre cómo recurren los niños a los diferenciadores en la adquisición del lenguaje es, de nuevo, uno de los más completos, reflexionando acerca de su naturaleza y su función en dos partes de su libro: en el capítulo XIII y en el capítulo XVIII al que antes también me he referido. 

En el capítulo XIII estudia la génesis de los movimientos expresivos y habla de la risa, los llantos y los gritos que, recordemos, actualmente se incluyen en esta categoría del paralenguaje por ser reacciones emocionales que implican el uso de la voz. En esta parte de su estudio parece considerarlos como fenómenos claramente no lingüísticos ya que, como luego han hecho muchos otros estudiosos, desvincula su desarrollo y utilización del desarrollo y utilización del lenguaje. 

En el capítulo XVIII, en cambio, los integra, como a las cualidades primarias, dentro de los procesos de expresión y, como sucede con éstas, sabe anotar muy bien sus clases y las funciones que desempeñan:

-[…] los gritos llegan a ser hasta tal punto diferentes durante las cinco primeras semanas que con sólo oírlos, se reconoce con seguridad si indican hambre, dolor o placer (Preyer 1908[1882]:375).

-Durante los cinco primeros meses, los gritos están formados, en suma, por las vocales u, ä, ö, á, con ü y o menos frecuentes, y sin otras consonantes en general que m (Preyer 1908[1882]:377).

-Al octavo mes, los gritos cambian de carácter, en general; son menos intensos y prolongados desde que el niño sólo se alimenta con sopas. Las vocales aisladas, como u y ä, se dejan oír raras veces completamente puras. El niño conserva muchas veces los labios inmóviles, mientras que sube y baja la laringe, y chilla tendiendo sus brazos con ansia a la sopa o arrulla como una paloma, o gruñe (Preyer 1908[1882]:379).

-Los gritos de alegría van acompañados de grandes movimientos de extensión de brazos y piernas (a partir de la semana treinta y cuatro). La tos, que es casi una expectoración, se presenta poco (Preyer 1908[1882]:379-80). 

Es más, en un momento dado establece una diferencia entre los gritos, los quejidos, la risa y los gruñidos, a los que el niño recurre para hacer conscientes a los padres de determinadas sensaciones, y el estornudo, el hipo, el ronquido o el ruido de succión al mamar, actos meramente reflejos, y ello significa, a mi modo de ver, que, de una manera bastante explícita, está otorgando a los primeros el rango de elementos paralingüísticos en el sentido de pasos previos y preparatorios hacia lo lingüístico:

Los gritos, con los ojos cerrados y apretados, cuando el niño tiene hambre; los quejidos, cuando experimenta ligero malestar; la risa, cuando ve moverse objetos brillantes; los gruñidos especiales que más tarde se lanzan al tiempo que se aprieta el vientre y se mueven rápidamente los brazos, y que indican el término de la digestión, y que el niño está mojado (en el primer caso todavía, a los diez y siete meses), constituyen manifestaciones varias desde el punto de vista del oído, y hay que considerarlas como precursoras de los futuros medios de comunicación, opuestas a los reflejos ruidosos del estornudo, el hipo, el ronquido, todavía poco frecuente, del ruidito especial que hace el niño al mamar, y otras espiraciones sonoras observadas desde los primeros días, y que no tienen más valor como lenguaje que la tos o la expectoración, que viene más tarde (Preyer 1908[1882]:375). 

Así parece considerarlos también H. Lukens (1894), puesto que constituyen la primera de las cinco etapas de la adquisición del lenguaje que este autor distingue: Sonidos reflejos y automáticos (Reflex and automatic sounds). Como en el caso de R. Preyer, este autor hace además una reflexión explícita sobre su estatus cuando diferencia el primer llanto del recién nacido, reflejo, sin significado y, consecuentemente, sin repercusión respecto a la adquisición del lenguaje, del llanto por hambre, humedad, frío, miedo, etc. ya significativos, es decir, paralingüísticos: The first thing with which the learning of speech begins is not, as was formerly assumed, the first cry of the newly born, for this can have no other significance than that of a reflex, like sneezing. In fact it often is a sneeze instead of a cry (Preyer). But after feelings of hunger, wetness, cold, fear, anger, sleepiness, etc. have been discriminated, crying acquires a speech significance, and the mood of the child may be perceived by variations in its voice (Lukens 1894:434).

W. Stern (1924), por su parte, dedica varias páginas del capítulo VII, que trata de las emociones del primer año (Emotions of the First Year), al grito y al llanto de los niños como expresiones de placer dolor. Sus observaciones son tan detalladas como las de R. Preyer, y en un párrafo como el que se reproduce a continuación llega a describir: Crying, at first so monotonous -generally the sound iau, iau- in a few weeks develops such variation of tone that the mother knows whether it is caused by pain, hunger or discomfort; then, too, the distinctively human tears appear –in many children as early as the first month, in others very much later. Sometimes the cry increases to real paroxysms, when the child gets purple in the face, and his voice cracks or for a time quite gives away. On the other hand, less acute degrees of pain find their utterance in the fall of the corners of the mouth and in an anxious fixed look in the eyes; it is often possible to observe clearly how these face-movements grow more marked until they suddenly pass into a regular scream. In addition, we find in the older infant whimpering or other articulate noises that are the expression of hunger, pain, or keen desire; amongst these from three to six months of age the sound-forms ham-ham and nam-nam are very conspicuous. Indeed, even babble, which, as a rule, is a sign of well-being, may assume under certain conditions an annoyed, scolding tone, a sure sign of displeasure (pain). To end with, there are a number of pronounced movements of dislike and aversion which are just as frequent accompaniments of pain as turning to anything is of pleasure (Stern 1924:125). 

Sin embargo, a diferencia de lo que hace éste, no vuelve a hacer referencia alguna a estos u otros diferenciadores en la tercera parte que es donde trata el desarrollo del lenguaje. Parece claro, por tanto, que los considera recursos vocales totalmente ajenos a lo lingüísticos. 

Los autores de los otros tres diarios manejados, A. Chamberlain & I. Chamberlain (1904), G. Brandenburg (1915) y M. Nice (1917), prescinden de los diferenciadores a la hora de recopilar sus vocabularios.

3.3.   Alternantes

Los distintos tipos de fenómenos vocales no verbales que constituyen la categoría alternantes son a los que en los diarios de bebés se presta más atención.
Los alternantes son rasgos vocales que, por una parte, se diferencian de los rasgos de la dinámica y la cualidad de la voz en que no se superponen a los segmentos verbales, es decir, en que no son suprasegmentales y que, por otra parte, aun siendo independientes como los llamados diferenciadores, tienen un carácter "más verbal" que ellos. Han sido denominados de muchas maneras diferentes (identificadores vocales, segregados vocales, vocalizaciones, interjecciones, etc.) y clasificados y estudiados desde muy diversos puntos de vista, pero puede considerarse que incluyen las siguientes subcategorías (Alonso-Cortés Fradejas 2000:170-1): interjecciones, onomatopeyas, vocalizaciones y pausas oralizadas.
No he encontrado referencias sobre las pausas oralizadas que son las vocalizaciones que se emiten mientras se está pensando cómo organizar un enunciado, mientras se busca una palabra, etc. Su omisión se debe a que ninguno de los autores extiende su observación más allá del nivel oracional; todos prescinden del nivel conversacional.
Las otras tres subcategorías sí son objeto de observación, anotación y análisis en todos los diarios de bebés que he revisado pero sus denominaciones y sus características difieren de unos autores a otros y no siempre coinciden con las que en la actualidad se establecen (Alonso-Cortés Fradejas 2000:170-1):

      Interjecciones: son las que la mayoría de los autores llaman interjecciones primarias, es decir, los alternantes que por ser más frecuentemente utilizados y más convencionales son recogidos en los diccionarios, con un significado más o menos uniforme, como parte del léxico de una lengua.
      Onomatopeyas: en general, se dice que las onomatopeyas se diferencian de las interjecciones en que no son expresivas de un determinado estado mental como estas últimas sino, más bien, descriptivas o imitativas y en que son menos convencionales que éstas.
      Vocalizaciones: son los alternantes que no pueden incluirse en ninguno de los dos grupos anteriores. En el caso de los niños, se corresponden con los sonidos inarticulados del primer balbuceo y, sobre todo, con lo que en la bibliografía más reciente se denominan formas fonéticamente consistentes, que suelen aparecer alrededor de los 7 meses y son más estables, fácilmente aislables y especializadas en las distintas situaciones. 

      A pesar de ser el primero de todos ellos, el trabajo de R. Preyer (1882) es el que presenta más coincidencias con la teoría actual. Por un lado, habla de interjecciones y onomatopeyas y, por otro, de sonidos inarticulados. A las primeras se refiere sobre todo en el capítulo XVII, titulado Cómo aprende a hablar el niño, y, aunque utiliza los dos términos, a lo que está aludiendo es únicamente a las onomatopeyas tal y como se conciben hoy en día, pues varias veces destaca su naturaleza imitativa, no convencional:

En esta categoría de expresiones colocaré el rollu, rollolo, luego (a los veinte meses); el rodi, otto, roji, que mi hijo pronunció espontáneamente viendo rodar bolas o ruedas; lanzaba una de esas exclamaciones cuando veía una cosa que daba vueltas. Steinthal ha observado, en las mismas condiciones, otra expresión: lu, lulu y Kussmaul, golloh, en un niño de diez y ocho meses. En estos casos, la primera interjección siempre ha sido motivada por un ruido, y no sólo por la vista del objeto que rueda. Es preciso, en consecuencia, considerar la interjección como imitativa. No se conocen ejemplos de agrupación de las interjecciones espontáneas, innatas, en sílabas o en palabras, sin la intervención de los padres, y sin la imitación, con el fin de comunicar una idea (Preyer 1908[1882]:375).

Páginas más adelante, en el capítulo donde se recogen las anotaciones que diariamente hizo sobre la adquisición del lenguaje por parte de su hijo desde que nació el 23 de Noviembre de 1877 (capítulo XVIII), encontramos minuciosas descripciones sobre el uso de lo que él denomina sonidos inarticulados, y de la lectura atenta de las mismas se puede deducir que, si bien no hace uso del segundo de los términos, está manejando la misma distinción sonido inarticulado-forma fonéticamente consistente que manejan hoy los especialistas:
-Unas veces sólo se limita a anotar la cualidad de los sonidos inarticulados que su hijo produce: A los cuarenta y seis días oí en medio de sus balbuceos, por otra parte ininteligibles, y örö, y cinco días después, ara. Durante la octava y novena semanas, örrö y arra, fueron muchas veces pronunciadas, siendo puro el sonido de la ö y la a, y la r pronunciada gutural (Preyer 1908[1882]:376).

-Otras veces, en cambio, considera importante insistir en que las vocalizaciones que anota son utilizadas por su hijo coherentemente, siempre en las mismas situaciones comunicativas:

[…] Las sílabas más frecuentemente pronunciadas por el niño en esta época [las primeras semanas del segundo año], fueron: nja, njan, dada, atta, mama, papaï, attaï, nanana, hatta, meene- meene-meene, mömm, mömna, ao-u.

De ellas, na-na indica siempre un deseo; los brazos se tienden cuando el niño la pronuncia; mama se refiere a la madre, a juzgar por la alegría con que lo dice, y esto tal vez desde la semana cincuenta y cuatro; pero el niño repite también esta palabra maquinalmente, sin referirse a su madre; atta se deja oír de vez en cuando, cuando se le pasea, pero también en otras circunstancias. Expresa su alegría cuando, por ejemplo, ve aproximarse a su madre, por medio de gritos más agudos y sonoros que antes, pero que es difícil transcribir; sin embargo, ahija, los expresa bastante bien (Preyer 1908[1882]:384).

Al décimo quinto mes, no hay sonidos nuevos, susceptibles de ser expresados por letras, salvo wa. Las sensaciones y las emociones se indican por sonidos no articulados, cada vez más distintos y variados, pero que no son siempre inteligibles. Así el asombro se indica por ha a-ea e; la alegría por gritos repetidos en un tono muy agudo y más prolongados que antes; el deseo vivo se traduce por haö, häe, repetidos varias veces; el dolor, la impaciencia, por gritos formados de vocales unidas (Preyer 1908[1882]:390).

Cuando el niño ve objetos que ruedan metiendo ruido, especialmente cuando dan vueltas, dice: rodi, otto, rojo, y otras palabras análogas, pero las más de las veces con muy poca claridad. Sólo a una noción nueva va asociado en verdad un sonido determinado. Cuando el niño distingue de pronto un objeto nuevo, dice en alta voz y con viveza: da, nda, ta, nta, con un acento particular muy significativo, y seguramente asocia a estas palabras la noción de presencia, de llegada, de aparición, en oposición a atta, f, tu, tuff, que pronuncia en voz baja, murmurando, por foro (desaparecido). Si me tapo la cabeza con una servilleta y dejo que me la quite, se ríe al hacerlo, y dice en voz alta: da. Si salgo de la habitación, dice atta o hatta, o ft o t ta, casi siempre en voz baja; repite las mismas palabras, o bien dice hata, cuando es él el que quiere salir (Preyer 1908[1882]:402).



 Con un enfoque sorprendentemente próximo al actual, este autor sabe apreciar el carácter más estable de estos alternantes y, por lo tanto, su condición de elementos transitorios hacia el lenguaje, de elementos paralingüísticos. Así, a propósito de la vocalización atta/hatta, que es pronunciada por el niño cuando sale, cuando un objeto desaparece o cuando la luz disminuye, dice: No sólo se ha formado una noción, sino que también se le ha dado nombre por medio de sílabas. No sólo ha descubierto el niño la analogía que existe entre dos procesos tan diferentes, como son un objeto que varía de sitio y una luz que disminuye, analogía que se reduce a la desaparición de una impresión visual, sino que también la ha dado nombre, la ha designado espontáneamente, al onzavo mes, y persiste ahora en el uso de ese nombre (Preyer 1908[1882]:390). 

H. Lukens (1894) hace referencia a cuatro tipo de recursos vocales no verbales que podríamos incluir dentro de la categoría de alternantes –el balbuceo, los sonidos naturales (natural sounds), las imitaciones (imitations) y las onomatopeyas– pero no se detiene a explicar cuáles son, según él, las diferencias que existen entre ellas, por lo que el lector debe deducirlas de los ejemplos que recopila en cada caso:    \
*Llama balbuceo (babbling) a los sonidos inarticulados que los niños emiten hasta aproximadamente el año y medio, al principio como una mera gimnasia vocal –balbuceo temprano (early babbling) (Lukens 1894:435); luego con cadencias, entonaciones e inflexiones de la voz, muy similares a las del lenguaje adulto: balbuceo imitativo (imitative babbling) (Lukens 1894:437).
*     *Los sonidos naturales, las imitaciones y las onomatopeyas, por su parte, son palabras inventadas (invented words) de las que los niños hacen uso desde el año y medio, las cuales se distinguen entre por el grado de originalidad que presentan, siendo las primeras las menos imitativas y originales. Es decir, utiliza el término onomatopeya más o menos con el sentido actual y habla de sonidos naturales e imitaciones en lugar del término vocalizaciones

     Es, quizás, el autor que con más claridad parece comprender el carácter pararalingüístico de este tipo de recursos vocales no verbales, puesto que afirma que constituyen una forma de transición hacia la aceptación de las palabras tal y como son utilizadas por los demás5 y recuerda que padres y educadores han de considerarlos una fase natural en la adquisición del lenguaje, sin tratar de eliminarlos antes de tiempo pero sin favorecerlos demasiado tampoco: This inventive stage may degenerate into the silliest, emptiest nonsense, holding the child back in his progress and injuring his development permanently if it is too far encouraged by parents and others through adopting and using the babysh nonsense themselves, or even by recognizing it and letting the child see that it will pass as language (Lukens 1894:442-3). 

    En el libro de W. Stern (1924), este tipo de elementos son llamados símbolos naturales (natural symbols) y son extensamente tratados en el capítulo titulado Preliminares y comienzos del aprender a hablar (Capítulo VIII: Preliminaries and beginnings of learning to talk) y, dentro de éste, sobre todo en un apartado dedicado a la naturaleza del habla del niño en las fases más tempranas. Se trata, en su opinión, de vocalizaciones como las que utilizó su hija Eva desde los 13 meses de edad –wow-wow, para un perro de peluche y, ocasionalmente, para dibujos de otros animales; hap o pap-pap para su comida; gee-gee, para caballo; tat-ta, para ir a dar un paseo, etc.– que presentan las siguientes características: 
      
     1)     Muestran una conexión natural entre sonido y significado, porque son una apelación a alguna de las características perceptuales de los objetos, animales o cosas que designan: The great majority of adult words are “conventional” symbols: the sound “dog” is no more distinctive of the animal than “chien” or “hund”, and only along the path of mechanical association can the child learn that word and object belong to each other. But the word wow-wow is quite different: it makes a direct appeal to a part of the perceptual-form of a dog, the sound it constantly utters; thus the word becomes a NATURAL SYMBOL of the thing (Stern 1924:146). 

5 Dice literalmente: “Originalities that are based on analogies form a sort of transition to the mere acceptance of words as used by others” (Lukens 1894:440).


2)  Se corresponden perfectamente con el fuerte impulso imitativo propio de esta fase del desarrollo lingüístico:

Such natural sound-symbols impress the child quite otherwise than do conventional words, for speech here is the outcome of long practised speech preliminaries; the child’s strong imitative impulse, delighting in the repetition of sounds it hears, must, of itself, result at last in using such words as names (Stern 1924:146).

3)  Son el producto de la selección inconsciente que el niño realiza dentro de las innumerables palabras que oye y entiende pero no puede llegar a pronunciar adecuadamente (Stern 1924:145). Son un recurso para poder sustituir las palabras que rechaza por estar más allá de sus capacidades articulatorias.
También para este investigador son, pues, un “puente” hacia lo lingüístico, el segundo de los tres caminos por los que, según él, el niño llega al lenguaje:

The child therefore approaches speech along three paths:
(1)   The active expression of childish babble;
(2)   Unintelligent imitations; and
(3)   Understanding what is said to it.
As soon as these three actions, originally independent of each other, work together, real speech has begun (Stern 1924:142).

Paralingüístico es, igualmente, el funcionamiento de los alternantes que A. Chamberlain & I. Chamberlain (1904) anotan en su diario, pero en un sentido diferente: no se trata, en este caso, de mecanismos de transición hacia el lenguaje sino de una serie de elementos con los que Ruth, la niña observada, construye, ya casi a los 3 años, una especie de lengua propia sustitutoria de la convencional y simultánea a ésta. Explican, así, que una tarde Ruth entró en la habitación donde estaba su padre escribiendo y le pidió una hoja de papel que había visto. Tras recibirla, corrió a la cocina, luego al baño y allí la escondió en la cesta de la ropa sucia. A continuación, volvió donde estaba su padre y le solicitó una a di aika, otra hoja de características similares que guardó en el mismo sitio que la anterior. Sin recibir instrucción alguna, repitió el proceso con veinte hojas diferentes para las que utilizó veinte vocalizaciones distintas precedidas de I want, cuando las pedía, y otras dieciséis más precedidas de This is a cuando, a partir de un momento dado, comenzó a traerlas de vuelta en vez de esconderlas (Chamberlain & Chamberlain 1904:282-3). Después de ese día, y durante algunos meses, este tipo de recursos vocales fueron cada vez más frecuentes de modo que conformaron una lengua propia, que sus padres observaron que utilizaba, sobre todo, cuando no podía formular en su lengua materna la respuesta requerida o cuando hablaba consigo misma, con sus muñecos y con ellos.

A. Chamberlain & I. Chamberlain (1904) tuvieron la paciencia de anotar un buen número de fragmentos de este “chino”6, nombre con el que la niña se refería a esta peculiar forma de hablar por sugerencia de su padre, y señalaron algunas de las características de las vocalizaciones que lo constituían:

i)   No parecían tener relación con ninguna palabra de la lengua materna de la niña ni de las lenguas con las que estaba en contacto.
ii)  Tenían, muchas veces, un aspecto “primitivo”.
iii)  Eran pronunciadas con fluidez, acentuación y con separaciones entre ellas.
iv)    Eran, normalmente, emisiones bisílabas con acento en la primera sílaba.
v)   Casi todas comenzaban por las consonantes d, t, b, h, g.
vi)   A veces incluían grupos consonánticos.
vii)   Muy a menudo incluían las vocales a, i, ee, oo, en la parte central y en la sílaba final y el sufijo in.
viii)  Eran, en algunos casos, recurrentes.

Ya para terminar, respecto a los diarios de G. Brandenburg (1915) y M. Nice (1917) cabe comentar que ambos incluyen las interjecciones como categorías de observación de sus vocabularios junto con los nombres, verbos, adjetivos, etc. Ello podría inducirnos a pensar que las consideran categorías lingüísticas como las demás pero, desde mi punto de vista, lo que sucede es, más bien, que no se detienen a examinar en detalle el funcionamiento y las características de estos elementos. Es más, los datos extraídos por la segunda de estos autores, según los cuales, por ejemplo, las interjecciones pasan de ser el 3’7 % de las emisiones de su hija al año y medio a ser el 0’4 % a los 6 años, son, a mi entender, un argumento más a favor de la idea de que, en el proceso de adquisición del lenguaje, los alternantes, como el resto de mecanismos vocales no verbales, funcionan muchas veces como un puente hacia el lenguaje.

6 Por ejemplo, a propósito de un libro que acababa de “leer”: “Gwalin dothan. Ye yaw manin hawbay. Beli basag hamlin telin hamlin wasin lazing am dawsua raizlin amblásan. Hamlin manin. […]” (Chamberlain y Chamberlain 1904:285).



4. CONCLUSIÓN

Las detalladísimas descripciones que recogen los diarios de bebés constituyen un excelente material para el estudio de la adquisición del lenguaje, pero para que de ellas se puedan obtener conclusiones útiles necesitan ser interpretadas desde un punto de vista lingüístico y comunicativo. Hasta ahora, los lingüistas que trabajamos sobre adquisición del lenguaje nos hemos limitado a la adquisición de lo verbal y hemos dejado de lado muchísimas manifestaciones vocales que no son lingüísticas en el sentido más tradicional del término pero que en el actual Paradigma de la Lingüística de la Comunicación tienen total cabida, porque son comunicativas y porque constituyen un paso imprescindible hacia lo lingüístico.
Es hora, pues, de hacer uso de la teoría que sobre lo paralingüístico ya se ha articulado para poder aprovechar mejor los numerosos datos que recopilaron los primeros investigadores interesados por el desarrollo lingüístico y para poder comprender mejor la transición del niño hacia el lenguaje. Antes que con el lenguaje, el niño se comunica con el paralenguaje, y eso es algo que ya señalan autores como W. Stern (1924:140) cuando dice que “‘children’s speech’ is not a lower grade of a perfected mastery of language, but has a particular form of its own, like a ‘dialect’ which has its own laws of language and even its own special beauties”.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Diarios de bebés

BRANDENBURG, G. (1915): “The language of a three-year-old child”, Pedagogical Seminary, 22, 89-120.

CHAMBERLAIN, A. & CHAMBERLAIN, I. (1904): “Studies of a child”, Pedagogical Seminary, 11, 264-91.


DARWIN, CH. (1984 [1872]): La expresión de las emociones en los  animales y en el hombre, Madrid: Alianza.
DARWIN, CH. (1877): “A bibliographical sketch of an infant”, Mind, 2, 285-94.
LUKENS, H. (1894): “Preliminary report on the learning of language”,
Pedagogical Seminary, 3, 424-60.
NICE, M. (1917): “The speech development of a child from eighteen months to six years”, Pedagogical Seminary, 24, 204-43.
PREYER, R. (1908 [1882]): El alma del niño, Madrid: Ediciones Jorro. STERN, W. (1924): Psychology of Early Childhood up to the Sixth Year of
Age, New York: Holt.
TAINE, H. (1877): “On the acquisition of language by children”, Mind, 2, 252-9.

Otras referencias bibliográficas

ALONSO-CORTÉS FRADEJAS, M.ª D. (2000): La voz en la conversación: propuesta para el análisis de los rasgos del paralenguaje, tesis doctoral inédita.
INGRAM, D. (1989): First Language Acquisition. Method, description and explanation, Cambridge: CUP.

POYATOS, F. (1994): La comunicación no verbal, Madrid: Istmo.

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